Cuando la última vela de Janucá ilumina el candelabro, no solo marcamos el final de la festividad, sino también una oportunidad para reflexionar sobre su significado. Durante ocho noches, las llamas nos han recordado la fortaleza, la fe y los milagros que definen esta celebración.
La octava vela, llamada Zot Janucá, simboliza la culminación de los días de luz, esperanza y unión. Es un momento especial para mirar hacia el futuro, llevando con nosotros las lecciones aprendidas. Cada vela encendida ha añadido calidez a nuestros hogares, y con ellas, hemos renovado nuestro compromiso con los valores que nos sostienen: la perseverancia frente a los desafíos, la alegría de las pequeñas victorias y el poder de la comunidad.
La última noche nos invita a dar un paso más allá. La luz de todas las velas encendidas nos inspira a compartir nuestra propia luz con el mundo, a ser un faro de bondad y acción positiva. Así, aunque las velas se apaguen, su espíritu permanece, guiándonos en los días por venir.
¿Y tú? ¿Qué legado te deja esta última vela de Janucá? 💫
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